11 calle 5-22 zona 1 Mazatenango Suchitepéquez, Guatemala, Centro América

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VISION

Nuestra iglesia está conformada por adoradores de Dios, que lo adoran en espíritu y verdad, que son reconocidos como discípulos de Jesucristo porque de ellos sale poder y tienen las señales de los que creen.
Nuestros miembros son hombres y mujeres que aman La Palabra y saben compartir el evangelio con el necesitado; que hacen lo que El Señor les pide, y se complacen en engrandecer el reino de Dios.

MISION

Formar en los nacidos de nuevo de nuestra iglesia adoradores del Padre en espíritu y verdad, enseñándoles a ser discípulos con el carácter de Cristo, que crean en el ejercicio de las señales que Jesucristo prometió para los que creyeran en Él.
Fomentar en los discípulos un profundo amor por La Palabra de Dios, enseñándoles a obedecerla y compartirla con toda criatura para hacer crecer el reino de Dios en esta tierra

FOTOS DE NUESTRA IGLESIA

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Nuestra obra Ministerial se sostiene a la divina Gracia de nuestro Padre Celestial, y a las aportaciones voluntarias de hermanos que con corazón estimulado y agradecido cumplen con sus ofrendas. Usted amado hermano que visita este sitio tiene una oportunidad inmejorable de poder sembrar en este ministerio y multiplicar su bendición, creyendo lo que está escrito en: Génesis12:3 RV60 Bendeciré a los que te bendijeren, y a los que te maldijeren maldeciré; y serán benditas en ti todas las familias de la tierra. Nuestra misión requiere de un esfuerzo unánime en lo espiritual y en lo material cualquier colaboración de su parte, contribuye a sostener nuestra obra, Gracias por su aporte, lo bendicimos en el nombre de Jesucristo.

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NUESTRAS PRÉDICAS EN VIVO EN: TV CANAL EL LIBERTADOR

Amados hermanos queremos compartirles que a partir del día de hoy, usted podrá sintonizar nuestras predicas. Sabemos que su vida va ser bendecida grandemente a través de los mensajes que Dios tiene preparados para usted. Así que no se puede perder nuestros servicios.

RESUMEN DE NUESTRAS PRÉDICAS DE MARTES Y DOMINGO DE IGLESIA CRISTIANA GENESARET

A continuación......

lunes, 1 de octubre de 2012

DISMINUYENDO YO PARA QUE CREZCA CRISTO EN MÍ.


DISMINUYENDO YO PARA QUE CREZCA CRISTO EN MÍ.

IGLESIA CRISTIANA GENESARET

Dr. Keneth Renato Anleu Ortega


Juan 3:30 RV60
Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

INTRODUCCIÓN

            Hace 3 semanas atrás Dios nos habló sobre la importancia de perder el temor de acercarnos a Él porque Él nos quiere hablar. Vimos que el hombre cuando ve la magnificencia de Dios se inhibe de acercarse a Él, unas veces porque no se siente, o sabe que no está, limpio, otras veces porque tiene temor de ser rechazado por Dios, pero ese rechazo está únicamente en su mente porque Dios no rechaza a ningún necesitado que se acerque a Él con corazón contrito y humillado, otras veces cuando ve las cosas maravillosas de Dios y el fuego del Espíritu piensan que no van a tolerar estar cerca de Dios y que van a ser consumidos por la presencia de Dios, y otras veces porque saben que para acercarse a Dios es necesario realizar algunos sacrificios, renunciar a ciertas cosas a las que ya está acostumbrado o le gustan, y todo eso hace que para una gran mayoría sea preferible tener una relación un poco distante, un poco lejana de Dios, y que sea otro el que se atreva a acercarse a Dios, que sea otro el que se atreva a hacer sacrificios en su vida, para que Dios le diga cuál es su voluntad para ellos.

            Vimos también que Dios está interesado en tener una comunicación personal y directa con cada uno de sus hijos, y que Cristo nos abrió el camino para acercarnos al Padre, y que lo que tenemos que hacer es acercarnos con la intención de escuchar lo que Dios quiere de nosotros y que Dios empecerá a hablarnos y compartirnos sus planes, sus pensamientos, para que tú también compartas de parte de Dios con el pueblo. Escuchar significa prestar atención, atender un aviso, un consejo, una sugerencia, para aplicar lo que se oyó. De esto hablaremos hoy, del efecto que produce en nosotros aplicar lo que Dios nos dice.

I.              APRENDIENDO A ESCUCHAR Y OBEDECER LA VOZ DE DIOS.

Juan 10:2 – 5
2  Pero el que entra por la puerta, es el pastor de las ovejas. 3  A éste le abre el portero, y las ovejas oyen su voz; llama a sus ovejas por nombre y las conduce afuera. 4  Cuando saca todas las suyas, va delante de ellas, y las ovejas lo siguen porque conocen su voz. 5  Pero a un desconocido no seguirán, sino que huirán de él, porque no conocen la voz de los extraños.
Juan 10:26 – 29
26  Pero vosotros no creéis porque no sois de mis ovejas. 27  Mis ovejas oyen mi voz, y yo las conozco y me siguen; 28  y yo les doy vida eterna y jamás perecerán, y nadie las arrebatará de mi mano. 29  Mi Padre que me las dio es mayor que todos, y nadie las puede arrebatar de la mano del Padre.

Esta cita bíblica es clave para que entendamos nuestra relación con Dios. Aquí encontramos una razón por la cual muchos cristianos no se acercan a Dios para escuchar lo que Él quiere decirles: porque no conocen la voz de Dios.

Jesús dijo mis ovejas oyen mi voz y me siguen, la palabra “oyen” en el griego se puede traducir también como “obedecen”, y la palabra “siguen” se puede traducir como “acompañan” o “están en el mismo camino con”, así mismo la palabra traducida en nuestras biblias como “voz” en griego significa “tono, sonido” pero la raíz de esta palabra significa “iluminar, brillar, revelar”, lo cual nos indica que la voz de Jesús se conoce por revelación. Entonces esta declaración de Jesús se puede traducir así: “mis ovejas obedecen mi voz y me acompañan” o “mis ovejas obedecen mi voz y están en el mismo camino conmigo”.

La pregunta es: ¿Conoces la voz de tu pastor, de Jesús? Como sé la respuesta, sencillo: ¿Obedezco las enseñanzas de Jesús? Si las obedeces conoces su voz, si no las obedeces no conoces su voz, si a veces obedeces y a veces no es porque no conoces su voz. ¿Estás acompañando a Jesús? ¿Estás en el mismo camino que Jesús? Si no vas acompañando a Cristo en su caminar entonces no conoces su voz. Si no estás en el mismo camino que Jesús, entonces no conoces su voz. Y si no conoces la voz de Jesús, no conoces la voz del Padre, porque Jesús y el Padre son uno solo.

¿Cuál es la importancia de escuchar la voz de tu Pastor Jesucristo? Que sus ovejas oyen su voz, que sus ovejas le obedecen, que sus ovejas le acompañan  a dónde él va, que sus ovejas van por el mismo camino que dónde él va; que sus ovejas obedecen la revelación de la palabra de Jesús.

Y, ¿Qué pasa si no obedezco a la voz de Jesús, si no estoy en el mismo camino de Jesús? Que te tendrías que preguntar ¿Soy oveja de Jesús?

¿Conoces realmente la voz de tu Pastor, Jesucristo?

II.            APRENDIENDO A NEGARSE A UNO MISMO

Lucas 9:22 – 24
22  diciendo: El Hijo del Hombre debe padecer mucho, y ser rechazado por los ancianos, los principales sacerdotes y los escribas, y ser muerto, y resucitar al tercer día. 23  Y decía a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. 24  Porque el que quiera salvar su vida, la perderá, pero el que pierda su vida por causa de mí, ése la salvará.



Tito 2:11 – 14
11  Porque la gracia de Dios se ha manifestado, trayendo salvación a todos los hombres, 12  enseñándonos, que negando la impiedad y los deseos mundanos, vivamos en este mundo sobria, justa y piadosamente, 13  aguardando la esperanza bienaventurada y la manifestación de la gloria de nuestro gran Dios y Salvador Cristo Jesús, 14  quien se dio a sí mismo por nosotros, para REDIMIRNOS DE TODA INIQUIDAD y PURIFICAR PARA SI UN PUEBLO PARA POSESIÓN SUYA, celoso de buenas obras.

Cuando aprendemos a escuchar, a obedecer, la voz de nuestro Pastor nos damos cuenta que lo que nosotros pensamos no es lo que Dios piensa, que lo que nosotros hacemos no es lo que Dios hace, y entonces nos encontramos en una encrucijada:

a.    Obedezco lo que Dios me dice y dejo de pensar y actuar como estoy acostumbrado, y haciendo lo que Dios me dice me niego a mí mismo, y acepto el señorío de Cristo y de Dios en mi vida, cuya recompensa será inmensamente grande, en esta vida y la venidera.

b.    No escucho, no obedezco lo que Dios me dice, y sigo haciendo y actuando como estoy acostumbrado, en cuyo caso la recompensa estará limitada a recibir lo que obedecí, que fue creer en Cristo como Señor y Salvador, lo que quiere decir que mi recompensa se limitará a ser salvo de la segunda muerte y ser parte del reino de Dios.

Lo anterior lo podemos comparar con aquellos siervos a quienes les dieron 10, 5 y 1 talento, el que escuchó, obedeció,  a su amo, de recompensa le doblaron el premio, pero el que se conformó con entregar solo el único talento que le habían dado solo vio como sus otros dos consiervos eran premiados, mientras él se quedaba afuera, con frío, llorando y lamentándose por no haber escuchado, obedecido, a su amo. Los tres sabían que su amo era duro, exigente, y que les iba a pedir cuentas de lo que hicieron con el dinero que les dio; pero solo dos obedecieron, el otro se arriesgó a quedarse solo con lo que su amo le había dado.

¿Te has preguntado porqué el amo le dio 10 talentos a uno, 5 a otro y solo 1 talento al último siervo? Porque él los conocía, y les dio a cada uno según su capacidad. Así es Dios contigo: Él te da, te ordena, te revela, solo lo que tú tienes la capacidad de manejar. Todo lo que Dios te ha revelado a través de las prédicas en esta casa, en esta iglesia, es porque Él sabe que tu tienes el potencial de recibirlo y hacerlo, pero, ¿Qué has hecho con lo que Dios te ha revelado?  ¿Lo has escuchado, lo has obedecido?

El negarse a sí mismo empieza por obedecer a la voz de Dios, y negarse a los deseos y placeres que uno está acostumbrado o quiere para sí mismo.

Jesús dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día y sígame. Negarse a sí mismo no debe ser cosa de una sola vez, de una época o período de nuestra vida; Jesús dijo “tome su cruz cada día”, lo cual indica que es necesario negarse a uno mismo todos los días, negarse en griego significa rechazarse, es necesario que cada día, todos los días, rechacemos lo que nos gusta, si lo que nos gusta choca con lo que a Dios le gusta; que rechacemos a hacer lo que queremos, si lo que queremos choca con lo que Dios quiere.

Dijo además Jesús “tome su cruz cada día”. ¿Qué era la cruz? Era el instrumento utilizado en tiempos de los romanos para matar, ejecutar, quitarle la vida a una persona; nadie quería ir a la cruz, nadie quería morir en la cruz, todos sabían que la muerte era dolorosa al extremo, lenta, agónica. Jesús nos está diciendo que para morir negarse a sí mismo es necesario que aprendamos a cargar con aquello que no nos gusta. A muchas personas les resulta difícil el evangelio porque no les gusta que La Palabra les diga que tienen que dejar aquello que si les gusta. Pero esa cruz le ayudará a negarse a sí mismo. Para algunos su cruz podría ser el evangelio, porque lo lleva a morir al yo, para otros será una enfermedad que los obliga a buscar ayuda en Dios, para otros será una situación que los está obligando a dejar el orgullo para humillarse delante de Dios.

¿Te estás negando a ti mismo? ¿Estás cargando tu cruz?

III.           APRENDIENDO A MENGUAR PARA QUE CRISTO CREZCA. MURIENDO PARA CRISTO VIVA EN MÍ.

Juan 3:30 RV60
Es necesario que él crezca, pero que yo mengüe.

Gálatas 5:24 – 25  LBLA
24  Pues los que son de Cristo Jesús han crucificado la carne con sus pasiones y deseos. 25  Si vivimos por el Espíritu, andemos también por el Espíritu.

Gálatas 2:20 LBLA 
Con Cristo he sido crucificado, y ya no soy yo el que vive, sino que Cristo vive en mí; y la vida que ahora vivo en la carne, la vivo por fe en el Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Gálatas 6:14 LBLA 
Pero jamás acontezca que yo me gloríe, sino en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por el cual el mundo ha sido crucificado para mí y yo para el mundo.

Cuando nosotros hemos aprendido a escuchar la voz del Pastor Jesucristo, a obedecer, a acompañarlo y andar con Él en el mismo camino, empezamos a negarnos a nosotros mismos, empezamos a tomar lo que a Dios le agrada para incorporarlo a nuestra vida, y entonces sucede que poco a poco nuestro yo empieza a menguar, a disminuir, y Jesús empieza a crecer dentro de nosotros.

La relación del tamaño de la vida de Cristo en nuestras vidas es inversamente proporcional al tamaño de mi yo: si mi yo es muy grande Cristo es muy pequeño en mí; entre más pequeño mi yo, más grande es Cristo en mí.

En nuestra vida es necesario que aprendamos como Cristo a hacer la voluntad del Padre y llevar a nuestro yo, a nuestra carne, a nuestros pasiones y deseos  a crucificarlos en la cruz de Cristo, para hacerlos morir, para que podamos decir ya no vivo yo, Cristo vive en mí. Es necesario que así como yo estoy crucificado para el mundo, el mundo esté crucificado para mí.

Muchos desde que se hicieron cristianos, sus amigos y familiares ya no les hablan ni los invitan a sus fiestas y reuniones. ¿Por qué? Porque ya murieron para ellos. Pero el cristiano muchas veces sigue suspirando por las reuniones con sus amigos aunque ello significaba reuniones para buscar el pecado. ¿Por qué? Porque el mundo no ha muerto para ellos. ¿Cómo sé que el mundo ha muerto para mí? Cuando ya no te importa lo que pasa en el mundo. Pero no me refiero a tu ciudad, tu vecindario, tu trabajo; me refiero al sistema mundo, ese sistema tergiversado, degenerado y manipulado por el diablo para hacer lo malo. Cuando ya no te importe si tus amigos y familiares se alejaron de ti porque tú ya no tienes los mismos deseos de pecar que ellos, entonces estarás muriendo para el mundo.

Cuando Jesús estaba clavado en la cruz, los ladrones que crucificaron a los lados de él, y los fariseos, escribas, miembros del sanedrín, y otros malos judíos le gritaban “bájate de la cruz”; es lo mismo que pasa con nosotros, siempre habrán amigos, familiares, vecinos, ¡y hasta hermanos en la iglesia! Que te gritarán “bájate de la cruz” “no seas tan fanático” porque no quieren que mueras al mundo, porque se sentirán solos sin tu compañía; pero ellos eligieron seguir vivos al mundo, pero quieren que otros que si quieren morir los acompañen. El problema es que ellos tendrán su recompensa, la cual no será igual a la recompensa de aquellos que subieron a la cruz de Cristo. Si tu menguas, Cristo crecerá dentro de ti, y Cristo siempre obedecerá al Padre, hasta la muerte y muerte de cruz.

¿ESTÁS DISPUESTO A MENGUAR? ¿ESTÁS DISPUESTO A MORIR EN LA CRUZ?

LOS QUE OBEDECEN, LOS QUE ACOMPAÑAN A JESÚS POR EL CAMINO, LOS QUE SE NIEGAN A SÍ MISMOS, SON LOS QUE DEJARÁN QUE CRISTO CREZCA EN ELLOS, Y SERÁN LOS QUE PODRÁN IR A LA CRUZ A MORIR PARA ELLOS MISMOS, PARA EL MUNDO, PERO A VIVIR PARA DIOS. MENGUANDO TÚ Y CRECIENDO CRISTO PERDERÁS EL TEMOR DE ACERCARTE A DIOS PARA ESCUCHAR LO QUE ÉL QUIERE DECIRTE.

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