BABILONIA Y LA CONFUSIÓN
BABILONIA Y LA CONFUSIÓN
MAESTRO DE LA PALABRA KENNETH ANLEU
Nehemías 2:1 – 5
1 Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia, 2 me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? Pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera. 3 Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego? 4 Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, 5 y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.
INTRODUCCIÓN.
Vimos en la enseñanza anterior como el pueblo hebreo a pesar de ser el pueblo escogido por Dios tuvo una actitud de rebeldía con Dios, traicionando el pacto y la misericordia de Jehová, y como resultado de ello el pueblo hebreo se dividió en dos, el reino del norte en donde se concentraron once tribus, y el reino del sur en donde quedó únicamente la tribu de Judá. Vimos también como las tribus del reino del norte siempre se portaron profanamente con Jehová Dios convirtiéndose en un pueblo idólatra y apóstata, y que debido a ello ese pueblo fue conquistado y expatriado por los asirios, y como de ellos resultó un pueblo híbrido de israelitas con pueblos paganos resultando en una mezcla de razas, costumbres, religiones, que se les conoció como samaritanos. Vimos también que el pueblo judío no aprendió la lección de sus hermanos de las tribus del reino del norte, y debido a su conducta rebelde ante Dios Judá fue conquistada y sus habitantes llevados cautivos a Babilonia.
También estudiamos como La Palabra de Dios nos indica que todo lo que aconteció en el Antiguo Testamento fueron escritas como enseñanza para nosotros, par que no caigamos en los mismos errores, por lo que es necesario que escudriñemos y saquemos las lecciones aprendidas de este hecho histórico tan importante. En este momento es importante indicar que el propósito de La Biblia en la narración de los hechos históricos no es dar a conocer la historia misma, sino lo que Dios ha hecho en la historia. Muchas personas al leer La Biblia se extravían poniendo atención a la historia, y se pierden el mensaje central, que es lo que Dios hizo en ese momento, y lo que puede hacer con nosotros cuando estamos pasando por una situación similar.
I. EL CAUTIVERIO EN BABILONIA.
Los judíos cautivos fueron llevados a Babilonia, esta antigua ciudad tiene algunas connotaciones importantes para los cristianos de hoy.
a. Babilonia viene del nombre bab-ili y balal, de donde viene el nombre Babel que significa confusión. Los judíos luego de conquistados y ser llevados a Babilonia estaban confundidos, se preguntaban ¿Por qué nos pasó esto, si somos pueblo de Dios? Pasaron de la alegría y las danzas, a colgar sus arpas en los árboles, a la depresión. Ellos pensaron que solo por ser pueblo de Dios tendrían exoneración de sus culpas y que nunca les llegaría el mal a su casa; y por eso cuando el mal llegó no se dieron cuenta que era porque ya estaban confundidos antes, eran pueblo de Dios, pero no le amaban, no le eran fieles, no le obedecían, y todo esto por poner atención a las religiones y contaminaciones paganas.
Esta confusión los llevó a ser esclavos en una tierra extraña, con un idioma distinto, con costumbres distintas; en Jerusalén ellos eran amos en Babilonia eran esclavos, de la paz pasaron a la confusión, a la turbación, a la desesperación.
Esto es figura de que aquellos cristianos carnales, contaminados con mezclas religiosas, filosóficas, ideológicas, etcétera, serán cautivos de la confusión, lo que no les permitirá tener la libertad que el Espíritu les había dado. Aprendamos la lección de los judíos cautivos en Babilonia, no permitamos que con nuestras conductas y actitudes podamos llegar en un momento dado a ser conquistados y esclavizados por la confusión; porque La Palabra nos enseña que una persona que conoce a Cristo y ha tenido libertad en el Espíritu, si se regresa al mundo su condición viene a ser peor que la de antes (2 Pedro 2:20). ¿Cuántas personas conoces que estando antes en Cristo, regresaron al mundo, y ahora están desesperados por la decisión que tomaron?
b. Babilonia es en la actualidad la ciudad de Bagdad, la capital de Iraq. Esta ciudad se ha caracterizado por la tiranía de sus gobernantes, la situación de sometimiento de sus habitantes, la confusión y la violencia a la que la han sometido grupos religiosos radicales. Esta es una figura importante para el pueblo cristiano de hoy, ya que el gobernante de Babilonia tipifica al diablo, que esclaviza, somete a la fuerza con violencia, roba, mata y destruye a sus propios súbditos; todo esto es figura de lo que le espera a un cristiano cautivo en la confusión.
La Palabra de Dios nos advierte en 2 Corintios 11:3 (Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestras mentes sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoción a Cristo), que nosotros corremos el riesgo de ser confundidos, de ser engañados, de ser extraviados, de nuestra pureza en la devoción a Cristo. Cuando un cristiano ha llegado a este punto, de estar confundido en Babilonia, tiene su vida destruida, su lugar santísimo, como templo del Espíritu Santo, arrasado, saqueado, está mal, en gran aflicción y oprobio, y su muralla de Jerusalén (que quiere decir “fundada en paz”) está derribada y sus puertas quemadas a fuego. Al perder la paz se encuentra en una situación difícil, no solamente por la aflicción, sino que La Palabra de Dios dice que sin paz y sin santidad nadie verá a Dios (Hebreos 12:14).
Salmo 25:3 Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan sin causa.
La Biblia nos indica claramente que aquellas personas que esperan en Dios son las que no serán confundidas. Al realizar exégesis de lo que indica este versículo, veremos quienes son las que esperan en Dios: esperar viene del hebreo cavá cuya raíz significa atar, ligar, esperar, aguardar, juntar. Esto significa que los que verdaderamente esperan en Dios son aquellos que están atados a Dios, ligados a Dios, unidos a Dios; ¡Esos son los que no serán confundíos! Pero los que se rebelan en contra de Dios, no solo serán confundidos, sino también avergonzados, como le pasó al pueblo de Judá, que antes de la conquista por Babilonia estaban orgullosos, seguros de sí mismos, pero no concebían en sus mentes que la rebeldía a Jehová los llevaría a confusión, cautiverio, esclavitud, exilio y muerte lejos de la tierra prometida.
Salmo 31:1 En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; líbrame en tu justicia.
Es verdaderamente hermoso ver la como La Biblia nos ministra seguridad y razones para mantenernos agradables a Dios; el salmo 31:1 nos dice claramente que el confiar en Jehová nos evitará la confusión, ahora, ¿Cómo debo confiar en Dios para evitar la confusión? En este versículo la palabra confiar en hebreo kjasá significa huir por protección, sentirse amparado, tener esperanza, sentirse refugiado o buscar refugio, sentirse seguro o buscar seguridad.
Todo esto nos dice que confiar en Dios no es simplemente creer mentalmente en Él, no es una simple confesión “del diente al labio”, es huir hacia Dios buscando su protección hasta el punto de sentir que estando en Él nada ni nadie podrá hacernos ningún daño. Es sentirse amparado, socorrido, auxiliado, levantado por Dios, y saber (darlo por hecho, no esperar como algo futuro que va a pasar) que Dios no te dejará caer porque Él es el que te sostiene. Es sentirse seguro en un refugio, donde la maldad o el mal que quiere hacerte daño no llegarán a ti porque Dios es tu refugio inexpugnable, el cual nadie puede quebrantar ni pasar, al no ser que tú salgas de ese refugio.
II. LA NECESIDAD DE NEHEMÍAS DE RECONSTRUIR JERUSALÉN
Nehemías 1:4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.
Nehemías 1:11 Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.
Nehemías 2:3 – 5 Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego? 4 Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, 5 y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.
En la lectura que realizamos vemos como Nehemías se compunge de corazón al conocer la situación de aquellos judíos que se quedaron en la Jerusalén destruida y se propone en el corazón ir a Jerusalén y liderar un proceso de reconstrucción, tanto de la muralla de la ciudad como del Templo. Así debemos ser nosotros, amar al prójimo, tener misericordia de los que se están quedando estancados, ayudarlos a reconstruir sus vidas, a recuperar la presencia de Dios. Si vemos hacia atrás, y hacemos el recuento de cuántas personas han venido a la Iglesia, aceptaron a Cristo, se empezaron a congregar pero hoy ya no están entre nosotros, vemos que el problema es serio, necesitamos reconstruir los muros, necesitamos reconstruir los templos derribados que hay en las personas que un día estuvieron entre nosotros adorando a Dios.
Si vemos cuántas personas están confundidas porque siendo cristianos le abrieron las puertas a otras doctrinas, y ahora ya no saben ni qué creer, veremos que son muchas, y es necesario sacarlas de Babilonia, de la confusión, y traerlos nuevamente a Jerusalén, la paz de Dios que supera todo entendimiento; pero para ello debe haber en nosotros el mismo sentir que hubo en Nehemías, que nos duela, que nos compunja el corazón ver la situación de aquellos que se han extraviado y confundido, porque en eso se manifiesta el amor en nosotros, en amar a aquellos por los que Jesucristo dio su vida y traerlos al arrepentimiento.
Debemos aprender como Nehemías a interceder por el pueblo que se encuentra nuevamente bajo el yugo de la esclavitud; Nehemías no solo intercedió, sino lloró de dolor identificado con sus hermanos que se quedaron en Jerusalén; Nehemías arriesgó su vida por interceder por el pueblo judío ante el rey Artajerjes, debemos preguntarnos ¿Qué estamos arriesgando nosotros?
Santiago 5:19 – 20 Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, 20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.
Dios está buscando hombres y mujeres que sean valientes y sensibles a la voz del Espíritu, a la voz del amor de Dios, que se atrevan a aceptar el reto salvar almas de la muerte y cubrir multitud de pecados.
La pregunta es ¿Te atreverás a ser un Nehemías del siglo XXI? ¿Puedes decir: He aquí, envíame a mí?
IGLESIA CRISTIANA GENESARET
DOMINGO 27 DE FEBRERO 2011
Nehemías 2:1 – 5
1 Sucedió en el mes de Nisán, en el año veinte del rey Artajerjes, que estando ya el vino delante de él, tomé el vino y lo serví al rey. Y como yo no había estado antes triste en su presencia, 2 me dijo el rey: ¿Por qué está triste tu rostro? Pues no estás enfermo. No es esto sino quebranto de corazón. Entonces temí en gran manera. 3 Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego? 4 Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, 5 y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.
INTRODUCCIÓN.
Vimos en la enseñanza anterior como el pueblo hebreo a pesar de ser el pueblo escogido por Dios tuvo una actitud de rebeldía con Dios, traicionando el pacto y la misericordia de Jehová, y como resultado de ello el pueblo hebreo se dividió en dos, el reino del norte en donde se concentraron once tribus, y el reino del sur en donde quedó únicamente la tribu de Judá. Vimos también como las tribus del reino del norte siempre se portaron profanamente con Jehová Dios convirtiéndose en un pueblo idólatra y apóstata, y que debido a ello ese pueblo fue conquistado y expatriado por los asirios, y como de ellos resultó un pueblo híbrido de israelitas con pueblos paganos resultando en una mezcla de razas, costumbres, religiones, que se les conoció como samaritanos. Vimos también que el pueblo judío no aprendió la lección de sus hermanos de las tribus del reino del norte, y debido a su conducta rebelde ante Dios Judá fue conquistada y sus habitantes llevados cautivos a Babilonia.
También estudiamos como La Palabra de Dios nos indica que todo lo que aconteció en el Antiguo Testamento fueron escritas como enseñanza para nosotros, par que no caigamos en los mismos errores, por lo que es necesario que escudriñemos y saquemos las lecciones aprendidas de este hecho histórico tan importante. En este momento es importante indicar que el propósito de La Biblia en la narración de los hechos históricos no es dar a conocer la historia misma, sino lo que Dios ha hecho en la historia. Muchas personas al leer La Biblia se extravían poniendo atención a la historia, y se pierden el mensaje central, que es lo que Dios hizo en ese momento, y lo que puede hacer con nosotros cuando estamos pasando por una situación similar.
I. EL CAUTIVERIO EN BABILONIA.
Los judíos cautivos fueron llevados a Babilonia, esta antigua ciudad tiene algunas connotaciones importantes para los cristianos de hoy.
a. Babilonia viene del nombre bab-ili y balal, de donde viene el nombre Babel que significa confusión. Los judíos luego de conquistados y ser llevados a Babilonia estaban confundidos, se preguntaban ¿Por qué nos pasó esto, si somos pueblo de Dios? Pasaron de la alegría y las danzas, a colgar sus arpas en los árboles, a la depresión. Ellos pensaron que solo por ser pueblo de Dios tendrían exoneración de sus culpas y que nunca les llegaría el mal a su casa; y por eso cuando el mal llegó no se dieron cuenta que era porque ya estaban confundidos antes, eran pueblo de Dios, pero no le amaban, no le eran fieles, no le obedecían, y todo esto por poner atención a las religiones y contaminaciones paganas.
Esta confusión los llevó a ser esclavos en una tierra extraña, con un idioma distinto, con costumbres distintas; en Jerusalén ellos eran amos en Babilonia eran esclavos, de la paz pasaron a la confusión, a la turbación, a la desesperación.
Esto es figura de que aquellos cristianos carnales, contaminados con mezclas religiosas, filosóficas, ideológicas, etcétera, serán cautivos de la confusión, lo que no les permitirá tener la libertad que el Espíritu les había dado. Aprendamos la lección de los judíos cautivos en Babilonia, no permitamos que con nuestras conductas y actitudes podamos llegar en un momento dado a ser conquistados y esclavizados por la confusión; porque La Palabra nos enseña que una persona que conoce a Cristo y ha tenido libertad en el Espíritu, si se regresa al mundo su condición viene a ser peor que la de antes (2 Pedro 2:20). ¿Cuántas personas conoces que estando antes en Cristo, regresaron al mundo, y ahora están desesperados por la decisión que tomaron?
b. Babilonia es en la actualidad la ciudad de Bagdad, la capital de Iraq. Esta ciudad se ha caracterizado por la tiranía de sus gobernantes, la situación de sometimiento de sus habitantes, la confusión y la violencia a la que la han sometido grupos religiosos radicales. Esta es una figura importante para el pueblo cristiano de hoy, ya que el gobernante de Babilonia tipifica al diablo, que esclaviza, somete a la fuerza con violencia, roba, mata y destruye a sus propios súbditos; todo esto es figura de lo que le espera a un cristiano cautivo en la confusión.
La Palabra de Dios nos advierte en 2 Corintios 11:3 (Pero temo que, así como la serpiente con su astucia engañó a Eva, vuestras mentes sean desviadas de la sencillez y pureza de la devoción a Cristo), que nosotros corremos el riesgo de ser confundidos, de ser engañados, de ser extraviados, de nuestra pureza en la devoción a Cristo. Cuando un cristiano ha llegado a este punto, de estar confundido en Babilonia, tiene su vida destruida, su lugar santísimo, como templo del Espíritu Santo, arrasado, saqueado, está mal, en gran aflicción y oprobio, y su muralla de Jerusalén (que quiere decir “fundada en paz”) está derribada y sus puertas quemadas a fuego. Al perder la paz se encuentra en una situación difícil, no solamente por la aflicción, sino que La Palabra de Dios dice que sin paz y sin santidad nadie verá a Dios (Hebreos 12:14).
Salmo 25:3 Ciertamente ninguno de cuantos esperan en ti será confundido; serán avergonzados los que se rebelan sin causa.
La Biblia nos indica claramente que aquellas personas que esperan en Dios son las que no serán confundidas. Al realizar exégesis de lo que indica este versículo, veremos quienes son las que esperan en Dios: esperar viene del hebreo cavá cuya raíz significa atar, ligar, esperar, aguardar, juntar. Esto significa que los que verdaderamente esperan en Dios son aquellos que están atados a Dios, ligados a Dios, unidos a Dios; ¡Esos son los que no serán confundíos! Pero los que se rebelan en contra de Dios, no solo serán confundidos, sino también avergonzados, como le pasó al pueblo de Judá, que antes de la conquista por Babilonia estaban orgullosos, seguros de sí mismos, pero no concebían en sus mentes que la rebeldía a Jehová los llevaría a confusión, cautiverio, esclavitud, exilio y muerte lejos de la tierra prometida.
Salmo 31:1 En ti, oh Jehová, he confiado; no sea yo confundido jamás; líbrame en tu justicia.
Es verdaderamente hermoso ver la como La Biblia nos ministra seguridad y razones para mantenernos agradables a Dios; el salmo 31:1 nos dice claramente que el confiar en Jehová nos evitará la confusión, ahora, ¿Cómo debo confiar en Dios para evitar la confusión? En este versículo la palabra confiar en hebreo kjasá significa huir por protección, sentirse amparado, tener esperanza, sentirse refugiado o buscar refugio, sentirse seguro o buscar seguridad.
Todo esto nos dice que confiar en Dios no es simplemente creer mentalmente en Él, no es una simple confesión “del diente al labio”, es huir hacia Dios buscando su protección hasta el punto de sentir que estando en Él nada ni nadie podrá hacernos ningún daño. Es sentirse amparado, socorrido, auxiliado, levantado por Dios, y saber (darlo por hecho, no esperar como algo futuro que va a pasar) que Dios no te dejará caer porque Él es el que te sostiene. Es sentirse seguro en un refugio, donde la maldad o el mal que quiere hacerte daño no llegarán a ti porque Dios es tu refugio inexpugnable, el cual nadie puede quebrantar ni pasar, al no ser que tú salgas de ese refugio.
II. LA NECESIDAD DE NEHEMÍAS DE RECONSTRUIR JERUSALÉN
Nehemías 1:4 Cuando oí estas palabras me senté y lloré, e hice duelo por algunos días, y ayuné y oré delante del Dios de los cielos.
Nehemías 1:11 Te ruego, oh Jehová, esté ahora atento tu oído a la oración de tu siervo, y a la oración de tus siervos, quienes desean reverenciar tu nombre; concede ahora buen éxito a tu siervo, y dale gracia delante de aquel varón. Porque yo servía de copero al rey.
Nehemías 2:3 – 5 Y dije al rey: Para siempre viva el rey. ¿Cómo no estará triste mi rostro, cuando la ciudad, casa de los sepulcros de mis padres, está desierta, y sus puertas consumidas por el fuego? 4 Me dijo el rey: ¿Qué cosa pides? Entonces oré al Dios de los cielos, 5 y dije al rey: Si le place al rey, y tu siervo ha hallado gracia delante de ti, envíame a Judá, a la ciudad de los sepulcros de mis padres, y la reedificaré.
En la lectura que realizamos vemos como Nehemías se compunge de corazón al conocer la situación de aquellos judíos que se quedaron en la Jerusalén destruida y se propone en el corazón ir a Jerusalén y liderar un proceso de reconstrucción, tanto de la muralla de la ciudad como del Templo. Así debemos ser nosotros, amar al prójimo, tener misericordia de los que se están quedando estancados, ayudarlos a reconstruir sus vidas, a recuperar la presencia de Dios. Si vemos hacia atrás, y hacemos el recuento de cuántas personas han venido a la Iglesia, aceptaron a Cristo, se empezaron a congregar pero hoy ya no están entre nosotros, vemos que el problema es serio, necesitamos reconstruir los muros, necesitamos reconstruir los templos derribados que hay en las personas que un día estuvieron entre nosotros adorando a Dios.
Si vemos cuántas personas están confundidas porque siendo cristianos le abrieron las puertas a otras doctrinas, y ahora ya no saben ni qué creer, veremos que son muchas, y es necesario sacarlas de Babilonia, de la confusión, y traerlos nuevamente a Jerusalén, la paz de Dios que supera todo entendimiento; pero para ello debe haber en nosotros el mismo sentir que hubo en Nehemías, que nos duela, que nos compunja el corazón ver la situación de aquellos que se han extraviado y confundido, porque en eso se manifiesta el amor en nosotros, en amar a aquellos por los que Jesucristo dio su vida y traerlos al arrepentimiento.
Debemos aprender como Nehemías a interceder por el pueblo que se encuentra nuevamente bajo el yugo de la esclavitud; Nehemías no solo intercedió, sino lloró de dolor identificado con sus hermanos que se quedaron en Jerusalén; Nehemías arriesgó su vida por interceder por el pueblo judío ante el rey Artajerjes, debemos preguntarnos ¿Qué estamos arriesgando nosotros?
Santiago 5:19 – 20 Hermanos, si alguno de entre vosotros se ha extraviado de la verdad, y alguno le hace volver, 20 sepa que el que haga volver al pecador del error de su camino, salvará de muerte un alma, y cubrirá multitud de pecados.
Dios está buscando hombres y mujeres que sean valientes y sensibles a la voz del Espíritu, a la voz del amor de Dios, que se atrevan a aceptar el reto salvar almas de la muerte y cubrir multitud de pecados.
La pregunta es ¿Te atreverás a ser un Nehemías del siglo XXI? ¿Puedes decir: He aquí, envíame a mí?
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