LA CONSAGRACIÓN. Parte 2 BENEFICIOS DE LA CONSAGRACIÓN
LA CONSAGRACIÓN. Parte 2
BENEFICIOS DE LA CONSAGRACIÓN
IGLESIA CRISTIANA GENESARET
MAESTRO DE LA PALABRA DR. KENETH ANLEU
1 Pedro 4:1 – 2
1 Por tanto, puesto que Cristo ha padecido en la carne, armaos también vosotros con el mismo propósito, pues quien ha padecido en la carne ha terminado con el pecado, 2 para vivir el tiempo que le queda en la carne, no ya para las pasiones humanas, sino para la voluntad de Dios.
1 Juan 2:17
Y el mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
INTRODUCCIÓN:
1 Juan 2:17
Y el mundo pasa, y también sus pasiones, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre.
INTRODUCCIÓN:
Estudiamos la última vez lo que es la consagración, por lo que únicamente haremos un pequeño repaso de lo visto:
Consagrarse a Dios es:
- Dedicarse, entregarse, apartarse, voluntariamente para Dios.
También vimos que para consagrarse intervienen varias condicionantes:
Para consagrarse se necesita:
• Un cambio de actitud, la consagración no son buenas intenciones, la consagración son acciones.
La consagración empieza con la mente, con el pensamiento, porque el pensamiento precede y guía a la acción.
• Obedecer a Dios, debemos dejar que Cristo sea El Señor de nuestra vida y buscar las cosas de arriba, poner la mira en las cosas celestiales, no en las terrenales.
• Aceptar el señorío de Cristo en nuestra vida; involucra un sacrificio voluntario.
• Rendir nuestra voluntad y hacer la voluntad de Dios, siendo cada día más conforme a su corazón. Rendir la voluntad significa morir al mundo, morir a mí mismo. Significa hacer lo que a Dios le gusta, no lo que a mí me gusta.
• Andar en el Espíritu. Se hace conscientemente, con el entendimiento, bajo la guianza del Espíritu Santo.
• Convertirse en verdaderos discípulos de Cristo
• Dios pone en nosotros el deseo de consagrarnos a Él, y cuando nosotros respondemos a ese deseo, Dios opera ayudándonos a hacer su voluntad.
• Para los que se consagran y andan en el Espíritu no hay ninguna condenación, ya que el consagrarse trae vida y paz.
Hoy estudiaremos como para consagrarnos debemos hacerlo en nuestro ser integral: espíritu, alma y cuerpo.
I. BENEFICIOS DE CONSAGRAR LA VOLUNTAD
1 Tesalonicenses 4: 3 – 5
3 Porque esta es la voluntad de Dios: vuestra santificación; es decir, que os abstengáis de inmoralidad sexual; 4 que cada uno de vosotros sepa cómo poseer su propio vaso en santificación y honor, 5 no en pasión de concupiscencia, como los gentiles que no conocen a Dios;
Cuando nosotros nos disponemos en el espíritu apartarnos para Dios, y nos abstenemos de todo aquello que nos conviene, de todo aquello que nos puede contaminar, que nos puede arrastrar o acercar al pecado, empieza a suceder en nosotros un cambio: empezamos a santificarnos para Dios, a vivir en santidad para Dios, y empezamos a experimentar el mandato de Dios “sed santos porque Yo soy santo”.
Cuando empezamos a actuar de esta forma empezamos a caminar en la voluntad de Dios, porque la voluntad de Dios es nuestra santificación; y al hacerlo así es cuando empezamos a aumentar nuestro peso de gloria y nuestros galardones.
Cuando empezamos a consagrarnos también empezamos a santificarnos y estamos dando un gran paso adelante, porque estamos dejando de ser niños que esperan que los mayores les guíen, les digan que hacer, que no hacer. Empezamos a ascender en rango, y es cuando empezamos a madurar nuestro criterio espiritual y a convertirnos en verdaderos discípulos de Cristo, ya no oidores, ya no seguidores, sino discípulos.
Hebreos 10:36
Porque tenéis necesidad de paciencia, para que cuando hayáis hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa.
1 Corintios 9:17a
Porque si hago esto voluntariamente, tengo recompensa
Cuando nosotros nos disponemos voluntariamente en el espíritu a consagrarnos también alcanzamos recompensa de parte de Dios; Jesús prometió que todo aquél que se esforzara y dejara cualquier cosa o persona por seguirlo a Él recibiría recompensa en esta vida y en la venidera, y esta promesa sabemos que Dios la cumplirá, porque Él no es hombre para mentir ni hijo de hombre para que se arrepienta. Esa promesa incluye sentarnos con Él en el reino de los cielos. Incluye una vida eterna, incluye reinar juntamente con Él, incluye ser anunciadores del evangelio a otras galaxias y planetas, y muchas otras promesas; por lo tanto si vale la pena hacer el esfuerzo por consagrarse a Dios.
II. BENEFICIOS DE CONSAGRAR LA MENTE
Efesios 4: 23 – 24
23 y que seáis renovados en el espíritu de vuestra mente, 24 y os vistáis del nuevo hombre, el cual, en la semejanza de Dios, ha sido creado en la justicia y santidad de la verdad.
La consagración siempre debe empezar en la mente, en el alma que es el lugar donde residen las emociones, los pensamientos, los sentimientos. Es necesario renovarnos en nuestra mente porque La Palabra de Dios es bien clara cuando señala que solamente renovando nuestra forma de pensar podemos renovar nuestra forma de vivir, sin el renovar de nuestra mente no nos podemos vestir del nuevo hombre, y si no renovamos nuestra mente no podremos alcanzar la semejanza de Dios ni la santidad.
1Corintios 2:16
Porque ¿QUIEN HA CONOCIDO LA MENTE DEL SEÑOR, PARA QUE LE INSTRUYA? Más nosotros tenemos la mente de Cristo.
Alguien que se está consagrando a Dios logra conseguir una gran ventaja ya que activa la mente de Cristo que nos fue dada al momento de nacer de nuevo. Muchas personas que están asistiendo a las iglesias evangélicas tropiezan en su caminar cristiano debido a que su mente sigue estando tan contaminada como antes de venir de a Cristo, porque siguen pensando en los mismos deleites y placeres del mundo y no dejan lugar a que se desarrolle la mente de Cristo que ya está en ellos; y eso no permite consagrarse, pues como está escrito: La mente puesta en la carne produce muerte, además de ansiedad, desesperación, depresión y angustia, pero la mente puesta en el espíritu produce vida y paz. Si tenemos ansiedad, desesperación, depresión o angustia pensemos donde está nuestra mente.
Romanos 7:25
Gracias a Dios, por Jesucristo Señor nuestro. Así que yo mismo, por un lado, con la mente sirvo a la ley de Dios, pero por el otro, con la carne, a la ley del pecado.
Es claro que si nos consagramos a Dios estamos al mismo tiempo sirviendo a Dios, pero cuando vivimos o actuamos en la carne estamos sirviendo al pecado; por eso es necesario que despertemos y nos demos cuenta que solo tenemos dos caminos: o nos consagramos a Dios, o nos consagramos a la carne y al pecado, no existen puntos intermedios. ¿Cuál será nuestra decisión? ¿A quién serviremos?
Lucas 10:27
Respondiendo él, dijo: AMARAS AL SEÑOR TU DIOS CON TODO TU CORAZON, Y CON TODA TU ALMA, Y CON TODA TU FUERZA, Y CON TODA TU MENTE; Y A TU PROJIMO COMO A TI MISMO.
Cuando nosotros nos consagramos a Dios estamos al mismo tiempo demostrando nuestro amor por Él, pero cuando no nos consagramos a Dios le estamos demostrando que no lo amamos a Él, sino que amamos a otras cosas y a otras personas antes que a Él; y debemos recordar que Jesucristo dijo que quien actuara de esa forma no sería digno de Él.
Hebreos 10: 16 – 17
16 ESTE ES EL PACTO QUE HARE CON ELLOS DESPUES DE AQUELLOS DIAS--DICE EL SEÑOR: PONDRE MIS LEYES EN SU CORAZON, Y EN SU MENTE LAS ESCRIBIRE, añade: 17 Y NUNCA MAS ME ACORDARE DE SUS PECADOS E INIQUIDADES.
Otra consecuencia hermosa de la consagración es que las leyes de Dios toman forma y fuerza en nuestros corazones, dejamos de ser doble ánimo o de doble cara. Hay cristianos que pueden vivir una doble vida, una en la iglesia y otra en su casa o trabajo; y eso pasa cuando no hay consagración. Pero una persona que se está consagrando a Dios las leyes de Dios se impregnan tanto en su corazón que vaya a donde vaya el Espíritu siempre le recordará a su alma los mandamientos y la voluntad de Dios, aún los que no están escritos literalmente en La Biblia pero que son verdaderamente voluntad de Dios, por ejemplo las adicciones, el aborto, y otros.
III. BENEFICIOS DE CONSAGRAR EL CUERPO
Romanos 6:6
6 sabiendo esto, que nuestro viejo hombre fue crucificado con El, para que nuestro cuerpo de pecado fuera destruido, a fin de que ya no seamos esclavos del pecado; 7 porque el que ha muerto, ha sido libertado del pecado.
En la medida en que nosotros consagramos nuestro cuerpo al Señor, este se libera del pecado y sus efectos; por ejemplo, una persona que deja de fumar disminuye las posibilidades de dañar sus pulmones, garganta, y otras órganos del cuerpo; una persona que deja de beber alcohol disminuye las posibilidades de desarrollar cirrosis, hipertensión portal, ascitis, y de morir por hemorragia gastrointestinal superior por rompimiento de várices esofágicas, una persona que deja de drogarse disminuye las posibilidades de adquirir VIH, hepatitis B o C, y seguir dañando sus neuronas.
Recordemos que el pecado tiene 3 formas de pago: una espiritual que es la destitución de la gloria de Dios, otra moral que consiste en la culpabilidad y sus manifestaciones, y otra corporal que son los daños ocasionados a nuestro cuerpo por la acción del pecado.
Romanos 8:23
Y no sólo ella, sino que también nosotros mismos, que tenemos las primicias del Espíritu, aun nosotros mismos gemimos en nuestro interior, aguardando ansiosamente la adopción como hijos, la redención de nuestro cuerpo.
1Corintios 15: 51 – 53
51 He aquí, os digo un misterio: no todos dormiremos, pero todos seremos transformados 52 en un momento, en un abrir y cerrar de ojos, a la trompeta final; pues la trompeta sonará y los muertos resucitarán incorruptibles, y nosotros seremos transformados. 53 Porque es necesario que esto corruptible se vista de incorrupción, y esto mortal se vista de inmortalidad.
Filipenses 3: 20 - 21
20 Porque nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también ansiosamente esperamos a un Salvador, el Señor Jesucristo, 21 el cual transformará el cuerpo de nuestro estado de humillación en conformidad al cuerpo de su gloria, por el ejercicio del poder que tiene aun para sujetar todas las cosas a sí mismo.
La consagración también nos garantiza que se cumplirá la obra redentora total en nosotros, la cual culmina con la redención de nuestro cuerpo, la cual es necesaria para que se haga la manifiesta la adopción como hijos, que es estar en la casa del Padre, en el cielo; pero para poder participar de ello es necesario el cambio de nuestra carne terrenal a una glorificada, porque esta carne y esta sangre no pueden entrar al cielo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario