EL HOMBRE Y LA MUJER DE DIOS

EL HOMBRE Y LA MUJER DE DIOS

PREDICADOR: Dr. Kennet Anleu
FECHA: Domingo 23 de diciembre de 2007
LUGAR: Iglesia Cristiana Genesaret

En el mundo hay dos tipos de personas, unos son hombres del mundo y otros son los hombres de Dios… Pero esto se determina con la forma en que nosotros vivimos, como actuamos.
Entonces, vamos a ver ¿Quiénes son estos hombres de Dios?

2º. Timoteo 3:16 y 17

Todo hombre que es hijo de Dios, tiene que estar equipado para toda buena obra. La palabra de Dios nos está enseñando; no robes, no mientas, etc.

2Ti 2:19 Pero Dios ha puesto una base que permanece firme, en la cual está escrito: "El Señor conoce a los que le pertenecen", y "Todos los que invocan el nombre del Señor han de apartarse de la maldad."[5]

Ninguno de nosotros se puede olvidar o apartar de Dios. Aunque digamos que el Señor se ha olvidado de nosotros, una verdad bien cierta, es que nosotros somos conocidos del Señor, ya que nos conoce mejor que nuestra esposa, hijos, amigos, patronos, etc.. y nos conoce tan bien, que sabe como vamos a responder ante alguna situación (insulto o alago) Debemos de estar apartados de la iniquidad (tendencia a hacer cosas que no son del agrado de Dios) Hay que tener cuidado al buscar pretextos para justificar las cosas que nosotros pensamos que son buenas o malas,, porque aunque no aparezca en la Biblia las palabras “No fumar”, “No drogarse” o “No beber” estos hechos no son del agrado de Dios, por lo tanto el hijo de Dios no debe de hacerlas.

La palabra nos dice apártense de la iniquidad.

Dios sabe que hay muchos vasos en nuestra Iglesia, en nuestra casa o en nuestro trabajo que no son de honra para Dios. Pero, la palabra de Dios dice, que todo vaso puede ser limpio, y ese vaso se puede convertir en vaso de Honra, santificado, útil para el Señor. El Señor no engendró inútiles, sino ha engendrado VASOS ÚTILES. Entonces, todos somos aptos para toda buena honra.

El hombre de Dios huye de todas aquellas doctrinas falsas que no son de Dios, y que conducen a la muerte:

El hombre o mujer de Dios, son aquellos que andan huyendo de las discusiones, ya sean en el trabajo o en la casa. Se alejan hasta de las malas sospechas, procura alejarse del amor del dinero, y no confundamos en buscar una fuente de trabajo que nos sustente, sino de amar al dinero más que al dueño del oro y la plata, porque al enriquecerse, caen en muchas codicias dañosas, y al final, caen en la ruina y la perdición.

Huye de las pasiones juveniles; droga, sexo, alcoholismo, etc. Al final, nadie que no tenga Paz y Santidad, nadie verá a Dios. Tenemos que aprender a saber que es lo que nos conviene y que no, porque tenemos que inclinarnos a hacer las cosas que dice la palabra de Dios. Los razonamientos ignorantes, nos llevan a tener peleas y a cometer

PELEA LA BUENA BATALLA DE LA FE (1º. Timoteo 6:12) La palabra fe en griego significa; fidelidad, gracia. Debemos de esforzarnos en permanecer en la palabra. Si nosotros tuviéramos tanta ansiedad por permanecer en la gracia, así como tenemos ansiedad por todos los objetos materiales que deseamos, seríamos cristianos muy diferentes.

TU MUJER, ESFUERZATE POR SER FIEL, yo se que no es fácil, pero hay que esforzarse.

2Ti 2:22 Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor.
2Ti 2:23 Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas.

Conciencia significa, tener conocimiento de lo que hacemos.
Algunas personas estan esperando el momento para ponerse a cuentas.

Sansón desde el vientre de la madre estaba apartado para Dios, pero él siempre hizo lo que deseaba, toda su vida paso con una conciencia no buena delante de Dios, y hasta que ya no tenia ojos, le habían quitado el pelo, Sansón le pidió a Dios que le diera la oportunidad para pelear la buena batalla, y limpiar su conciencia y dignidad.
Todos podemos hechar mano de la vida eterna,

Evita que te desprecien por ser joven; más bien debes ser un ejemplo para los creyentes en tu modo de hablar y de portarte, y en amor, fe y pureza de vida.

Mientras llego, dedícate a leer en público las Escrituras, a animar a los hermanos y a instruirlos.
No descuides los dones que tienes y que Dios te concedió cuando, por inspiración profética, los ancianos de la iglesia te impusieron las manos. [2]
Pon tu cuidado y tu atención en estas cosas, para que todos puedan ver cómo adelantas.
Ten cuidado de ti mismo y de lo que enseñas a otros, y sigue firme en todo. Si lo haces así, te salvarás a ti mismo y salvarás también a los que te escuchan.

TODAS LAS PERSONAS QUE ESTAN ALREDEDOR TUYO, SON TESTIGO DE LO QUE TÚ HACES Y TÚ DICES.