LA CUEVA DE ADULAM. Parte 2
Dr. Keneth Renato Anleu Ortega
IGLESIA CRISTIANA GENESARET
1Sa 22:1 – 2
1 David se fue de allí y se refugió en la cueva de Adulam. Cuando sus
hermanos y toda la casa de su padre lo
supieron, descendieron a él allá. 2 Todo
el que estaba en apuros, todo el que estaba endeudado y todo el que estaba
descontento se unió a él, y él vino a ser jefe sobre ellos. Y había con él unos
cuatrocientos hombres.
INTRODUCCIÓN
El
domingo anterior Dios nos hablaba en profecía, en tres distintas profecías para
ser exactos, a la Iglesia haciéndonos saber que se oían gritos de guerra, que
se avecinaba una gran batalla, en la cual los ejércitos de las tinieblas ya
habían rodeado la ciudad del pueblo de Dios, habían preparado sus mejores armas,
que sus principados, sus potestades, sus gobernadores de tinieblas ya estaban
listos para atacar a la iglesia, y que estaban confiados en que iban a
derrotarnos; pero nos dijo Dios que ese día Él sonaba su trompeta, alzaba su
voz y hacía una convocatoria a su pueblo para que corriera a la línea de
batalla, tomara su lugar, y que fuéramos valientes, porque Él estaba con
nosotros, que nos daría la victoria, si confiábamos en Él, porque Él iría
delante de nosotros para derrotar a nuestro enemigo.
El día siguiente, el día lunes, hace apenas
6 días, en una reunión de la oficialidad de esta casa, Dios nos habló a todos
los servidores, y a todo el que estuviera dispuesto a servirle, y Dios nos
confirmaba las profecías enviadas un día antes, y nos dijo que Él convocaba a
sus generales para dirigir al pueblo en la batalla, para que sacaran y
regresaran a sus escuadrones en victoria, pero que al igual que David, que huyó
del endemoniado Saúl cuando éste lo buscaba para matarlo, y se escondió en la
cueva Adulam, así varios de los siervos de Dios llamados a ser generales
estaban en este momento refugiados en cuevas; pero dijo Dios que es tiempo que
salgan de la cueva, porque aunque el enemigo es grande y fuerte, más grande y
poderoso es nuestro Dios que está por nosotros. Dijo Dios es tiempo que salgan
a la batalla, no para ser atacados, sino para atacar; no para ser perseguidos,
sino para perseguir a su enemigo, hasta derrotarlo y esparcirlo.
Y nos dijo Dios que esta Iglesia, se
convertiría en una cueva de Adulam, a donde vendrían los hermanos de David, y
toda su casa a buscar refugio, y que vendrían también otros que aún no son de
la casa, que están afligidos, endeudados y amargados, para que David los
convierta en valientes guerreros. Así que nos dijo que a esta Iglesia vendrían hermanos
en la fe, hermanos en Cristo, y personas que aún no conocen a Cristo como Señor
y Salvador, que están en apuros, en aflicciones, endeudados, descontentos y
amargados, para que aquí se les ministre, se les ayude a cambiar de forma de
pensar, para que cambie su forma de vivir, para que ya no sean afligidos,
endeudados y amargados, sino valientes guerreros de Dios.
Finalmente dijo Dios a los siervos de esta
casa que ya era suficiente tiempo de estar escuchando Palabra, de estar recibiendo
asistencia espiritual, y que era tiempo que salieran de la cueva para ser los
generales que Dios había preparado para dirigir al pueblo de Dios a la batalla.
Hoy EL
SEÑOR nos quiere hablar al pueblo en general que está llamado a tomar
las armas espirituales para ir a pelear la batalla, porque hay mucho pueblo que
no va a pelear porque está escondido en la cueva, porque tiene miedo de pelear
contra el diablo.
I.
LOS ESCONDIDOS EN LA CUEVA.
Cuando Dios decía que esta Iglesia es una
Cueva de Adulam, y que de esta casa saldrían Davides que dirigirán al pueblo de
Dios a la batalla, y que de esta casa saldrían valientes guerreros para pelear
las batallas de Dios, es obvio que tanto los Davides como los valientes tienen
que pasar un tiempo de preparación en la Cueva de Adulam, y el día de hoy hay
muchos que están siendo preparados, ministrados, sanados, en la Cueva de
Adulam, para ser de esa primera generación de valientes guerreros de Dios.
Dice EL SEÑOR que muchos de los que están
presentes esta mañana, y muchísimos de los que están viendo, oyendo o leyendo
este mensaje por el cable, internet, cd u otro medio; que son de esos que han
llegado a la cueva a refugiarse, agobiados por el peso de las aflicciones, de
sus ansiedades, de las deudas, de los apuros, de las amarguras y descontentos.
Dios quiere que salgan de la cueva a pelear
la buena batalla de la fe, como valientes guerreros, pero antes de salir de la
cueva como valientes guerreros primero deben dejar en la cueva todo aquello con
lo que hayan entrado, de lo contrario no podrán pelear la batalla:
Ø Entraron con aflicciones, con apuros con
ansiedades, y deben salir con la paz de Dios en sus corazones.
Ø Entraron endeudados, y deben salir libres,
porque todos los documentos de deuda que habían en su contra fueron dejados
expuestos en la cruz del calvario, porque esas deudas ya fueron pagadas con la
sangre del Cordero.
Ø Entraron descontentos y amargados, y deben
salir ungidos con óleo de alegría y un manto de gozo.
Tenemos que quitarnos de nuestra mente el
pensamiento religioso de que en la Iglesia están los perfectos, los que solo le
falta “aureola y alas”, porque Jesús dijo que él había venido por los enfermos
que necesitan médico, no por los sanos, por los que necesitan ayuda y sanidad
para su alma. Los que están en las iglesias son gente necesitada, enferma,
imperfecta, que necesitan del médico divino. Pues ese mismo médico, Jesucristo,
es el mismo que les dice esta mañana: “Yo
estoy aquí para sanarlos, para ministrarlos, para liberarlos, para que salgan
de la cueva, y sean valientes guerreros míos que guíen a mi pueblo a la
batalla, pero no para caer derrotados, sino para salir victoriosos”.
SI NO DEJAS QUE TU DAVID, JESÚS, TE SANE NO
SERÁS UN VALIENTE, SERÁS UN COBARDE, UN FRACASADO, UN PERDEDOR.
II.
LOS ENCUEVADOS Y EL PROCESO DE CAMBIO.
Hoy hay en la cueva de Adulam, en la
Iglesia, personas emproblemadas, que no son capaces, algunos de ellos, ni de
luchar con sus propios conflictos internos mucho menos ayudar a otros a luchar
sus batallas. Necesitan sanidad en sus almas para ser libres, y poder ayudar a
otros a ser libres, para poder ayudar a otros a pelear la batalla.
ü Los que ahora están en la cueva de Adulam
necesitan llenarse de fe, para ayudar a otros a tener confianza en Dios en la
batalla.
ü Necesitan tener comunión con Dios, y
aprender a orar y a interceder, para enseñarle a los que van a ir a la batalla
a entregar sus cargas en oración a Dios, porque las cargas en la batalla solo
estorban al soldado.
ü Necesitan aprender a dejarse guiar, para
aprender a ser buenos líderes, y le enseñen a los que van a la batalla a seguir
órdenes, a ser disciplinados, a que sean buenos ejemplos, para llegar a ser
también líderes de Dios en la batalla.
Muchos de los futuros generales de Dios están hoy en
la cueva necesitando sanidad para su alma:
† Algunos están con heridas abiertas que
necesitan ser sanadas.
† Otros tienen cicatrices en su alma, y
algunas de estas cicatrices son incapacitantes, pero Dios quiere hoy quitar
cicatrices.
† Otros están ofendidos, agraviados,
lastimados, y necesitan perdonar.
† Otros se sienten desechados, rechazados,
marginados, por sus compañeros, familiares, hermanos de la iglesia, y hasta por
sus propios padres, hijos, cónyuges; y necesitan ser llenos del amor de Dios,
que sane esa herida.
† Otros están ansiosos, temerosos, afligidos,
sienten que han perdido el control de sus vidas, y necesitan recuperar la paz
que perdieron, o tener la paz que nunca han tenido, esa paz que el mundo no entiende
y que solo Cristo, solo Dios te puede dar.
† Otros están con amarguras, Hch 8:23, necesitan ser libres de
opresión, llenar su corazón con alegría y gozo.Necesitan ser llenados por el Espíritu, y empezar a dar frutos del
Espíritu.
† Otros están en cárceles de vicios, alcohol,
drogas, tabaco, maras, narcotráfico, corrupción, y necesitan que Cristo les
abra la puerta de la cárcel para quedar libres.
Cuando los 400 hombres afligidos,
endeudados y amargados salieron de la cueva, ya no llevaban la aflicción y la
amargura, la habían dejado en la cueva, y sus deudas salieron con la convicción
de que Dios les proveería para salir de ellas. De la cueva ya no salieron
deprimidos, cansados o agobiados, porque eso les predisponía a ser unos
fracasados, unos perdedores.
Mientras sigas pensando como afligido
seguirás siendo un afligido. Mientras sigas pensando como amargado, seguirás
siendo un amargado. Mientras sigas pensando como endeudado, no podrás alzar tu
cabeza para ver la solución que Dios te tiene allí cerca de ti.
¿Qué fue lo que cambió en la Cueva de
Adulam? No fueron las circunstancias, éstas siguieron siendo las mismas,
seguían huyendo de Saúl, seguían escondiéndose en montañas, en desiertos; David
aún no asumía como rey de Israel, más bien era un fugitivo. ¿Qué fue lo que
cambió? Fue la actitud para enfrentar las circunstancias y la realidad
temporal. Seguían con deudas, pero ya no tenían actitud de endeudados; seguían
con problemas, pero ya no estaban ansiosos ni afligidos; seguían viviendo la
gente que no los quería, que los rechazaba, que los insultaba, que se burlaba
de ellos, pero ya no les amargaba la vida.
El cambio de actitud fue lo que los preparó
para el tiempo de refrigerio que vendría después. Las circunstancias no van a
ser siempre las mismas, en algún momento se volverán favorables, pero si se
continúa con la misma actitud de afligido, endeudado y amargado, ni siquiera se
darán cuenta cuando cambió la circunstancia, cuando se hizo favorable, y la
oportunidad se habrá ido.
Dios está buscando hombres y mujeres que
tengan el valor de ir a la batalla, pero no les enviará solos, Él ira con
ellos; y no os enviará si prepararlos, Él les dará lo que necesitan para vencer
al enemigo. HOY LO QUE NECESITAS ES SANIDAD PARA TU ALMA, para que cambies tu actitud y sepas
aprovechar las oportunidades. ¿La aprovecharás?
Recuerda:
SI NO DEJAS QUE TU DAVID, JESÚS, TE SANE ENLA CUEVA DE ADULAM, NO SERÁS UN
VALIENTE, SERÁS UN COBARDE, UN FRACASADO, UN PERDEDOR.